Podemos bailar el Paisaje?

 

El Body Weather como conocimiento del cuerpo y del entorno.

 

Climatología corporal o ambientalidad del cuerpo, es un tipo de investigación del cuerpo que baila iniciado en Japón a mediados del pasado siglo XX.

 

El fenomeno filosófico que desarolla esta danza reside en la comprensión de la relación que el ser humano ha tenido a lo largo de su historia con la tierra, la naturaleza y el entorno.

 

La danza se originaba como una manera de interpretar la vida y la muerte, suponia una via expresiva fundamental. Durante los tiempos remotos los cuerpos humanos estaban expuestos a los efectos geológicos y/o meteorológicos de una manera más directa y clara que en la actualidad, en consecuencia desarollaban unos cuerpos con una capacidad de sensibilidad tal, que les permitía captar con mayor fluidez los posibles cambios y alteraciones que provenian del ambiente.

 

El concepto Fudosei que hace referencia a el momento estructural de la existencia humana y que Watsuji Tetsuro identificaba como temporalidad y espacialidad en correspondencia con historicidad y regionalidad también influenció de manera decisiva en dicha concepción de este cuerpo clima.

La presencia y existencia de este cuerpo orgánico y vivo, en movimiento constante, irían más allá de los aspectos de lo corporal, físico y biológico.

 

De hecho serian sus conexiones con los diferentes objetos de las realidades plurales, contribuyendo así, al flujo de informaciones no solamente las que parten de lo individual, sinó también, incorporando también las colectivas.

 

Todo estaría relacionado en el momento presente sin que aparezca separación alguna entre la naturaleza, la cultura, el clima y el paisaje, la espacialidad de las emociones y el entorno, el tiempo del cuerpo y de la vida y la situación material y simbólica del aquí y del ahora.

 

En este sentido cabría formularse preguntas como la que hemos querido destacar a continuación; ¿Desde donde captamos el fenómeno de resonancia con el entorno?  ¿Como conectar con nuestro cuerpo y explorar de donde surge el movimiento original de cada uno de nosotros en relación al momento presente y al paisaje?   ¿En que se compone la identidad de una persona en un universo sujeto al incesante flujo de cambio?

 

Parafraseando a Suely Rolnik en (Zombie Antropophagy, 2005), podemos hallar algunas respuestas que nos permitan entender este conocernos-mundo;

 

Conocer y relacionarse con la alteridad del mundo en tanto que materia supone la activación de diferentes potencias de la subjetividad en su dimensión sensible, dependiendo si la materia-mundo es aprehendida como un conjunto de formas o como un campo de fuerzas. Conocer el mundo como forma apela a la percepción, lo que es realizado por el ejercicio extensivo u objetivante de la sensibilidad; en cambio, conocer el mundo como fuerza apela a la sensación, lo que es realizado mediante el ejercicio intensivo o vibrátil de la sensibilidad.

 

Todo el trayecto mental y físico de búsqueda que emprendamos, para conseguir encontrar una situación más favorable en relación al medio en que vivimos, deberemos contrarestarlo en su dirección opuesta, o sea, escrutando las profundidades de nuestro propio ser.

 

Toda comunicación que encontramos ahí fuera, debemos atender y dar respuesta desde nuestro cuerpo en cualquiera de sus facultades físicas y mentales.

 

Para continuar reflexionando sobre este conocernos mundo, es necesario recordar las siempre sugerentes palabras del geógrafo Yi-Fu Tuan en su

( Cosmos y hogar, un punto de vista cosmopolita, 1996)

 

Aunque todos los seres humanos comparten una naturaleza común, no hay dos individuos que hayan vivido el mismo flujo de experiencias. La liberación requiere que cada persona sea completamente consciente de su propio flujo de estados mentales, intenciones y acciones, puesto que todos ellos tendrán inevitables consecuencias morales.